Hoy recuperamos la sección Spread Love de la mano de Santiago Antón (@santiagofabero), un Little Monster que a partir de hoy formará parte de la familia de WMS con sus colaboraciones. Para este reinicio nos ofrece este escrito personal con el que esperemos que disfrutéis.
Con todos ustedes...
1 DE ENERO
Amanecía lentamente. El sol iba poco a poco dibujando el contorno de Times Square, mientras yo, después de que sonara en mi despertador "Bell Bottom Blues", buscaba desesperada la botella de ginebra, o whisky, que importaba a estas alturas, al paladar ya le daba igual todo, como a mí que el aire tuviera un fuerte aroma a Mary Jane.
En fin, un nuevo año, pero no sentía la calidez del nuevo comienzo como antaño, seguía anclada
en un pozo sin fondo, en una espiral de destrucción que había consumido mi alma
hasta los huesos de su ahora vacía esencia. ¿Dónde
estaba la fuerza que me había caracterizado? ¿Cuándo abandoné en la cuneta eso de
"nacimos para ser valientes, nacimos para sobrevivir, nacimos así"? ¿O acaso
eso no fue sino un espejismo dentro de una burbuja a la que le había llegado la
hora de explotar y fundirse con el olvido?
Notaba
que me acercaba al punto de no retorno, ese en el que la cama, de la que aún no
había encontrado el valor
para siquiera sentarme a contemplar mi hermosa
e infinita ciudad natal, quedaría
como mi último reino a defender. Pero ni siquiera los inaudibles latidos
de mi herido corazón serían capaces de enfrentarse a esta depresión.
Adiós
Madison Square Garden. Esta copa cargada de ron es por ti.
Hasta
siempre pequeños monstruos. Nunca os olvidéis de alzar vuestras garras porque vosotros
sí sois valientes y atrevidos. Grammys,
coged polvo, como reliquias de un pasado dichoso, recordadme que esto ha sido tan
real como el respirar, que no ha sido un hermoso sueño. ¿Cómo
voy a ser un ejemplo
de superación si no puedo
ni dar un paso al frente y alejarme de esta cómoda aunque fría cama?
Y entonces oí una lejana melodía
que provenía de mi tocadiscos del salón. Eso me sorprendió porque no había oído
a nadie entrar en el apartamento y tenía la seguridad de que había dormido sola. "Do
What U
Want" se extendía como el humo del porro que me había fumado para
celebrar la caída de la bola en Times Square. Pero esta vez, en vez de hundirme
aún más, esta melodía consiguió
lo que consideraba impensable: encontrar mi última
temblorosa molécula de luz, el último fotón de lo que una vez había sido, y cubrirla
con una manta de esperanza.
Y esa
molécula empezó a crecer, y se multiplicó, y se expandió por todo mi sistema circulatorio, llegando a cada célula, alimentando la ilusión, poniendo en marcha este oxidado cadáver. A la porra
Troy Carter. A la porra los críticos que siempre quieren más y más. A la porra la
industria. A la porra las traiciones dentro de la Haus. Mi oxígeno no es el dinero, sino el arte,
y lo iba a demostrar.
"ARTPOP va a ser memorable, como me llamo Stefani Angelina Joanne Germanotta", pensé. Embriagada por la adrenalina, tiré el vaso lleno de alcohol contra el cristal blindado de la ventana y me deleité con el sonido de su rotura.
"ARTPOP va a ser memorable, como me llamo Stefani Angelina Joanne Germanotta", pensé. Embriagada por la adrenalina, tiré el vaso lleno de alcohol contra el cristal blindado de la ventana y me deleité con el sonido de su rotura.
Lady Gaga, mayo 2015 |
De un
salto dejé atrás la cama, y las añiles sabanas obedecieron la ley de la gravedad
y se posaron pulcramente a mi alrededor, recubriendo con un círculo la madera del
parquet, y el sol recorrió cada centímetro de mi piel sin obstáculos. Me sentía
como una diosa en medio del caos. Rauda y veloz abrí la ventana para que se
escaparan los espíritus de mi Apocalipsis. Me metí en la ducha, y no salí hasta que sentí
que toda la suciedad se hubiera colado por
el desagüe. Me envolví en mis toallas de
Versace y contemplé mi demacrado reflejo
en el empañado espejo y un mantra recorrió mi mente: "Soy
Lady Gaga, voy a seguir creando amor con cada invención, con cada actuación, con cada sílaba de cada canción. Mis fans se lo
merecen, mi familia se lo merece, así que se acabó la taciturnidad, el huracán Stef
vuelve a la carga y no va a dejar títere con cabeza."
No advertí
que lo estaba diciendo en voz alta hasta que no oí una ligera risa en la puerta
del baño. Me giré y solo descubrí
una versión de
mí misma más mayor
que me sonreía
abiertamente. En su mirada solo pude detectar un sentimiento: Orgullo.
Bienvenida
de nuevo. Dijo mi madre monstruo biológica mientras me abrazaba.
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Anónimo
2015-05-08 00:05
Wow! Muy bueno, me gustó.