Lo siento, pero ya no soy Little Monster

Lo siento, pero ya no soy Little Monster



Lo siento, pero no soy una Little Monster. Antes lo era. Era una pequeña monstrua con pequeñas ilusiones, y grandes esperanzas. Con pequeñas fuerzas, pero muchas ganas. Era una pequeña monstruita que seguía los pasos de la gran Mother Monster. Me sentía como su hija. Pero, es que, ya no lo siento así. Y la culpa no la tiene el paso de los años, sino la evolución de estos. Mi Mother Monster ha desaparecido, lo que me ha convertido a mí en un monstruo.

No soy una Little Monster, soy una MONSTER. (Y en mayúsculas, sí). Me siento una Monster porque ahora tengo grandes sueños, metas y deseos. Y descarto el miedo. Poseo la avidez de una criatura rabiosa con un hambre voraz, y la fortaleza de unas garras de acero. Sostengo la misma pasión con la que la luna sale y brilla cada noche por sí sola, mientras las estrellas le hacen el paseíllo.


Percibo mi vida al máximo, tal y como Mother Monster me ha enseñado. La echo de menos, no he aprendido a vivir sin ella, sino tan sólo vivir mi vida. Sigue estando presente, aunque de manera diferente.

Ya no está aquella jovencita de pelo rubio con una increíble capacidad que tenía cada noche para no sé de qué manera hiciera que brillaba más aquel rubio pollo, mientras tanto, nos pedía por favor si ella podría ser nuestra Mother Monster, ya que prometía “cuidarnos mucho y hacernos galletas”.

Al menos nos ha guardado un trozo de tarta por su 30 cumpleaños. A veces, vuelve a parecer por estos detalles.

Pero yo, ya me he convertido en monstruo… Gracias a ella.


I love you Mother Monster.

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